Un ritual escénico sobre la pérdida pero que celebra la vida a través del movimiento y la energía de los que aún permanecemos aquí. 

Mozart Requiem

Un «tableau vivant» en constante transformación y lleno de emoción, pulsación y sutileza.

Info

La dimensión teatral de la música de Mozart evoca en su Réquiem, con gran pureza y profundidad, el abismo humano a través de sentimientos relacionados con la muerte como el miedo, la compasión, la soledad, el rechazo, el vacío, la melancolía, la fraternidad, el dolor o la resistencia a dejar ir. Estados liminales que dan sentido a nuestras vidas y hablan de lo intermedio, de la transición, invitando a la reflexión. Pero ¿cómo traducir estos estados emocionales al lenguaje coreográfico y escénico con este monumento musical y todo el misterio que rodea su partitura? 

Desde la libertad creativa que ofrece una obra que ha sido versionada e imaginada tantas veces, el Réquiem de Mozart de TANZ_KASSEL propone un diálogo entre la comunidad y el individuo. Una celebración de la danza como instrumento de conexión con uno mismo y con los demás. Una lucha entre la luz y la oscuridad. Un «tableau vivant» en constante transformación y lleno de emoción, pulsación y sutileza. Una experiencia colectiva en torno a la música, la voz y el cuerpo. Un ritual escénico sobre la pérdida pero que celebra la vida a través del movimiento y la energía de los que aún permanecemos aquí. Al fin y al cabo, debemos enfrentarnos a la muerte para abrazar la vida.

Coreografía de Antonio Ruz con composiciones de W.A. Mozart y Henrich Schütz y espacio sonoro de Randomhype.

Dirección musical
Marco Comin

Coreografía y dirección escénica
Antonio Ruz

Escenografía y vestuario
Markus Meyer

Diseño de sonido
Randomhype

Iluminación
Jürgen Kolb

Dramaturgia
Throsten Teubl, Lars Gunnar Anderstam 

Coro
Marco Zeiser Celesti

Prensa

Una obra como una pintura. Crítica Mozart_Requiem Staatstheater Kassel

“…Antonio Ruz diseña una versión atemporal que juega con numerosas referencias a obras iconográficas barrocas y la complementa con composiciones contemporáneas del artista Christian Düchtel alias Randomhype y el coral de Heinrich Schütz “Selig sind die Toten”. Su mensaje es claro: la muerte es parte de la vida, una cosa impensable sin la otra. 

El lenguaje del movimiento de los bailarines cubre toda la gama de emociones humanas: la cercanía, el anhelo, el cuidado, el amor, el miedo, la soledad y el rechazo se pueden ver allí, moviéndose en un patrón de movimiento que es tan universal como la interacción de la música barroca y contemporánea.

Es un golpe de genialidad cómo la danza y la música trabajan juntas en el escenario. El destacado coro no sólo supera el gran desafío de cantar de memoria, sino que también se integra en parte de la coreografía. Y los solistas vocales también participan de manera similar. La producción caminaba sobre una delgada línea: existía el riesgo de caer demasiado rápido en un kitsch barroco romántico. La noche mantuvo los límites. Una ovación de pie y un largo aplauso del público lo confirmaron…”_ Kirsten Ammermüller. HNA